A raíz del impresionante cambio de look que ha tenido la representante de Venezuela en Miss Universo, se toca aquí el tema de la belleza reconstruida.
Una teoría afirma que esta clase de cambios pueden afectar de una manera profunda no sólo la anatomía como tal de la mujer sino también su parte sicológica.
Dentro de la concepción de belleza eterna que muchas mujeres tienen como un objetivo central en su vida, podemos ver por ejemplo el caso actual de René Zellweger. Una de las actrices más lindas de Hollywood ha cambiado mucho de su apariencia tierna y muy familiar… por causa de un desgarrador tratamiento de botox.
Es claro que hay muchas damas que ante la moda de un tratamiento estético, se quieren apuntar a él como sea sin medir las consecuencias reales de su decisión.
Y, ¿qué se puede decir de las decenas de mujeres alrededor del mundo que, obsesionadas con un tipo de apariencia específico, abusan de procedimientos que van desde la aplicación de biopolímeros sin ningún control, la aplicación de rellenos de solución salina o de silicona sin advertencia médica, etc.?
La belleza reconstruida puede ser una demostración del desborde de la vanidad en muchos casos que, por un lado, resultan ser aislada, y por el otro ostenta la dura realidad que se determina cuando no hay la suficiente base sicológica para mandar a hacerse un procedimiento de este tipo.
Otros casos además del de René y de la Miss Venezuela que participa en este año en Miss Universo, son impulsados por una industria que está definitivamente casada con la juventud y con el glamur que impone como impone una figura esbelta, sin arrugas, totalmente plana dentro de ciertas concepciones y con una clara tendencia, si no hay controles al caso, a padecer de grandes trastornos alimenticios.
¿Qué se puede hacer, entonces, de manera efectiva, para tratar de controlar estos casos de belleza reconstruida, y que no vayan a seguir afectando a un gran número de personas?
Porque aquí también hay que ver, de hecho, que los hombres aunque en una mucha menor proporción son nombrados en este caso, también sufren las consecuencias mal habidas debido a un control poco apto en cuanto a la concepción de una belleza que pretende ser singular.
Ahora, otra pregunta que puede caber dentro del tintero, es determinar si los resultados finales de estas intervenciones pueden ser calificados dentro del terreno de la belleza. Porque en últimas, aquí también la salud se afecta mucho, y la consecución de un determinado efecto en la supuesta belleza, ya sabemos que se puede tratar de algo nefasto y sin sentido.
Si nos ponemos a recordar casos como el de Mickey Rourke, por ejemplo, en el que un hombre que no necesitaba de cambios para demostrar que era guapo y que ahora se ve de una manera totalmente lamentable, o casi, la polémica no deja de surgir.
Es un tema que dentro de la medicina, el de la belleza reconstruida, todavía merece mucha investigación.
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