Dependiendo de la región del cerebro en la cual la actividad neuroeléctrica se vea afectada de manera profusa, una persona experimentará diferentes síntomas de epilepsia. Por eso, esta enfermedad no se manifiesta de forma generalizada en cuanto a las reacciones. Ciertas personas sufren ataques epilépticos sin que los demás se den cuenta, pues las manifestaciones son tan pequeñas que pueden ser confundidas con nerviosismo o un síndrome híper quinético. La sintomatología más conocida es aquella donde el paciente es inconsciente.
El cambio involuntario de una función corporal junto a una alteración del comportamiento es sin embargo inherente a todos los procesos de crisis epilépticas. Eso sí, no hay consenso general en cuanto a la duración de la crisis porque en ciertos casos puede manifestarse algunos segundos o minutos, y su recurrencia se puede constatar en días, semanas o meses dependiendo de la afectación cerebral. El o la paciente deben estar en constante chequeo médico mediante revisiones constantes mediante las electroencefalografías.
La severidad de los síntomas epilépticos entonces consta de estados de gradación. Lo más importante al momento de que se presenta una de estas crisis es el cuidado que una persona debe tener en cuanto a no golpearse la cabeza o morderse la lengua. Algunas reacciones son tan fuertes que no permiten que la persona tome parte activa de lo que sucede a su alrededor porque efectivamente está inconsciente. La pérdida de la memoria entonces es un factor de choque.
Por otro lado, se deben analizar y determinar muy bien las causas por las cuales una persona tiene un grado epiléptico particular. No se puede descartar hacer una evaluación general del estado médico de una persona con tal de establecer el tratamiento más adecuado que en verdad le ayudará a tener, si no una reducción de los síntomas, a un mayor cuidado por parte de las autoridades médicas o de las personas quienes se encarguen de ellos. Es algo fundamental.
Las crisis elípticas, resumiendo, necesitan de un control continuo. No se pueden tomar a la ligera los casos sea cuales sean, y esto determina el grado de cooperación que hacia el paciente o la paciente se puede demostrar. De cualquier forma, los avances médicos cada vez están más centrados en descubrir tempranamente los desencadenantes de la sintomatología de la epilepsia. Esto incluso puede coadyuvar a que en un futuro cercano, se puedan hacer medidas de prevención para combatir las crisis.
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