La falta de percepción de color es una afección en donde el espectro visual de un individuo puede perder parcial o totalmente la sensibilidad hacia la gama cromática, generando problemas de asociación y convivencia en las personas que tienen esta enfermedad como consecuencia, en primera instancia de un daño interno, y en otras generada por circunstancias no bien certificadas. No se tiene totalmente claro si es una patología que se presenta sólo en la población masculina, tal y como parece también que sólo ocurre con la hemofilia, pero en los hombres se da una incidencia muy clara de problemas visuales que tienen que ver con el daltonismo y otro inconvenientes relacionados.
Existen distintos tipo de niveles en la falta de percepción de color, mencionando como primer caso el más crónico de todo conocido como monocromacía o acromacía, donde los conos visuales de estas personas no son funcionales, de modo que el proceso de visualización queda a cargo de unas células receptoras que detectan automáticamente los cambios tanto de luminosidad como de oscuridad y que se ubican en la retina. Estas células, conocidas como bastones, ejercen pues la misma función que hacen unos tubos especializados dentro de un televisor de blanco y negro, que regulan efectivamente el contraste y el brillo de la pantalla.
El otro nivel de falta de percepción de color es la trinatopía o falta de percepción hacia el color azul; recordemos que existe un patrón básico de visibilidad de color conformado por este pigmento más el rojo y el verde, formando el tridente RGB (Red, Green, Blue), el cual es esencial para el funcionamiento de todo monitor a color trátese del de un computador, un televisor, una cámara, etc., por supuesto, también en el de la visión tricromática o normal. En esta afección se confunden los tonos azules y verdes, mientras que parece que se disuelven las gamas amarillas o se ven como si fueran un rojo claro.
La deuteranopía o deuteranomalía o falta de percepción hacia el color verde, consiste en que en esta afección la percepción de la gama de verdes se nota efectivamente como si fuera beige; también tienen problemas para distinguir bien los rojos, pero como pasa con los verdes pueden notarse bien entre los tonos de ambos colores. Finalmente, la protanopía o protanomalía, que es la falta de percepción hacia los tonos rojos, la sufren las personas que también los hacen lucir como beiges en sus ojos, pero de una manera mucho más oscura que en el caso anterior.
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