La memoria sería definitivamente una víctima de las grasas saturadas, tal y como lo revela literalmente el Hospital Brigham and Women, ubicado en los Estados Unidos. El estudio revelador de este centro médico que se publicó en la revista “Annals of Neurology”, indica que el exceso en el consumo de este tipo de lípidos podría desencadenar daños irreversibles en los recuerdos. Las grasas saturadas actuarían negativamente sobre ciertas regiones del cerebro en donde se lleva a cabo el desarrollo cognitivo, con lo que con esta acción negativa se llevaría a su deterioro.
Por otro lado, estas mismas sustancias podrían influir para que la pérdida de memoria se hiciera potencialmente más rápida, acercando a la persona a un estado degenerativo de su mente. Las grasas saturadas son diferentes de las grasas monoinsaturadas; las primeras no solamente afectarían de manera demasiado perjudicial la memoria e igual la capacidad de aprender, sino que efectivamente generan problemas cardiovasculares severos que son una de las causas de mortalidad más frecuentes en la población mundial.
Una investigación que recibió por nombre Women’s Health Study, puso de manifiesto el hecho de que en un análisis de 6.000 mujeres mayores de 65 años, las cuales una parte consumieron grasas monoinsaturadas y la otra parte grasas poliinsaturadas, reveló que hubo claras diferencias de salud. Las primeras gozaron de una mejor capacidad para recordar hechos, así como también desarrollaron facultades de aprendizaje mucho más sobresalientes.
Una de las conclusiones más apasionantes de esta investigación, es que no importa la cantidad de grasa que se consuma sino el tipo de ella. La grasa es necesaria para realizar ciertas funciones corporales; es un elemento vital que es necesario dentro del cuerpo humano. Pero el exceso de grasa saturada en el organismo, además de crear problemas estéticos que son molestos para muchas personas, también convierten al cuerpo en un caldo de enfermedades. Las grasas saturadas provienen de carnes rojas, mantequilla, entre otros derivados de origen animal.
Las grasas monoinsaturadas, en cambio, están presentes en elementos como el aceite de oliva y el aguacate. Estos son algunos de los elementos que se recomiendan sean parte de la alimentación habitual en las personas. La relación de aparición más tempranera de enfermedades como el Mal de Alzheimer y la demencia con el consumo exagerado de grasas saturadas, es un indicio de que la salud debe ser más tenida en cuenta con la diferenciación plena entre la grasa buena y la grasa mala.
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