La gripe porcina o influenza porcina no solamente se trata de la variante AH1N1 que se ha destacado alrededor de los medios de comunicación, sino que se puede tratar de varios subtipos de virus influenza A y cuyos síntomas y tratamiento pueden ser fácilmente diagnosticables. Esta infección que se presenta sobre todo entre poblaciones de cerdos o piaras es un virus que pertenece a la familia orthomyxoviridae, y por las siglas en el idioma inglés que se refieren a las cepas que causan la infección este agente patológico es conocido como SIV. Hasta ahora, las cepas virales que han sido identificadas han sido puestas dentro de las clasificaciones de Influenza Virus C, más los subtipos de Influenza virus A como se han nombrado anteriormente.
Según algunos establecimientos médicos, los principales síntomas que pueden identificarse dentro de los pacientes contagiados con gripe porcina son, en primer lugar, una fiebre mayor de 38 grados centígrados (100,4 Fahrenheit). Esto se debe a que el sistema inmunológico se encuentra en una baja proporción para reaccionar ante la entrada de los virus SIV que se establecen en el organismo, y que causan por efecto este aumento de temperatura corporal. Una tos frecuente e intensa se considera como el segundo síntoma más común, en definitiva un catarro que no se logra contener fácilmente con antibióticos u otro tipo de medicamentos similares. El dolor de cabeza también puede hacer su aparición debido a la alta temperatura corporal o bien a la falta de apetito, que es otro de los cuadros sintomáticos que se consideran dentro de los efectos producidos por la gripe porcina.
El cuadro de síntomas de la influenza porcina lo constituirían un congestionamiento nasal frecuente y un malestar general corporal que obviamente merma las actividades de la persona infectada. Como se puede observar, son consecuencias similares a las de tener un virus de Influenza normal, y en este caso algunos centros especializados de medicina se han puesto a la tarea de tratar de establecer si no se está confundiendo este tipo de agentes patológicos con los que efectivamente causan la gripe común.
El tratamiento de la gripe porcina se basa en la administración de las vacunas tanto para la prevención como para el control de esta afección que han logrado ser desarrolladas en varios laboratorios especializados de Estados Unidos, las cuales se conocen como bivalentes. Así mismo, un cuidado muy atento con respecto a los síntomas en donde se complementen un buen descanso, toma constante de líquidos y protección contra corrientes de polvo y frío, ayudarán efectivamente a la mejora del paciente o la paciente.
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