Dentro de nuestra salud mental, hay que reconocer aquellas ocasiones en que nos podemos dejar dominar por, o experimentar en todo caso los sentimientos de autocompasión. ¿Son buenos o malos este tipo de comportamientos que, en ciertas personas, son muy recurrentes? La respuesta depende mucho de su estado interior, de su personalidad general, y también de las situaciones que para esa persona pueden representar una vía de escape para llegar hasta ella. Los sentimientos de autocompasión se pueden manifestar de muchas maneras, ya sea tanto externas como internas. Aprender a manejar los sentimientos de autocompasión, es indispensable para tener una mejor actitud.
Los sentimientos de autocompasión se pueden vivir, por ejemplo, intensamente de manera mental. La persona se siente rechazada o poco apoyada en alguna situación, y entonces empieza a construir imágenes en su mente en donde intenta de alguna manera encontrar la ternura y el afecto del cual carece, o de los que cree que carece. En estas circunstancias, a veces el individuo puede traer a la mente una canción, un tono musical, una serie de imágenes o algún recuerdo del pasado que refuercen los sentimientos de autocompasión que voluntariamente está generando. Por lo regular, en estos estados la persona se siente desvalida, y esa es la impresión que ella quiere darse a sí misma o a los demás.
Los sentimientos de autocompasión igualmente son expresables en manifestaciones caprichosas por parte de un individuo, y en ciertos casos, hasta obstinadas e inmaduras. Hay quienes hablan permanentemente con un tono lastimero, lúgubre, o en su defecto, usan una manera de expresarse pueril, muy aniñada, por decirlo de alguna manera. En el primer caso, la persona decide reforzar sus sentimientos de autocompasión mediante una actitud en la que los demás tienen que satisfacer sus deseos sin renegar. En el otro caso, se apela a una manipulación muy soterrada que, obviamente, puede hacer que la persona tome control de otra de una forma muy mezquina.
Ambos casos antes descritos comparten lo que se conoce como manipulación, y aquí es donde los sentimientos de autocompasión están mal encausados, mal manejados. Si una persona en su vida cotidiana insiste en tener este tipo de actitudes, sin reconocer voluntariamente que este tipo de comportamiento la puede llevar a la ruina (a menos de que tenga un desorden sicológico serio donde no pueda ser consciente de sus actos), puede esto desencadenar en resultados lamentables. Mucha atención.
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