Una alimentación desproporcionada que se le brinde a los niños o adolescentes, es como un boleto para le entrada de muchas enfermedades y cuadros sintomáticos que influirán de manera perjudicial en su vida como adultos. Inconvenientes como la obesidad y las caries dentales, son algunas de las consecuencias de una programación mal constituida respecto a las maneras de vivir por parte de los infantes que se han “casado” con las llamadas comidas rápidas (que algunas personas califican como chatarra). El exceso en general de azúcares, carbohidratos y lípidos en muchas de las comidas que se le brindan a los infantes, que se encuentran por doquier en opciones alimenticias como los pasabocas, están llevando a muchos niños y adolescentes a cuestiones de actitud poco saludables.

En varios adolescentes, el problema no es menor; ellos con un conocimiento lógico mucho más amplio que los de la edad infantil, están dejando de lado los vegetales, los alimentos bajos en calorías y en general las frutas, para darle paso a un tipo de dieta considerado por mucho nutricionistas expertos como “easy way” (vía fácil). Las denominan así porque en el grupo se incluyen, específicamente, compuestos que sólo son atractivos por su sabor y apariencia, pero que no tienen a la larga un gran valor nutritivo. Dentro de este poco privilegiado grupo en cuanto a una manera de lograr la cultura alimenticia rica en energía y compensación, están las gaseosas (refrescos o colas), los panes con muchos elementos dulces, los cereales achocolatados, los pasabocas con exceso de sal, las pizzas, etc.

Tanto para unos como para otros, es necesaria la asimilación que de parte de los padres o responsables hayan heredado con respecto a las maneras de comer. No es lo mismo alimentare que nutrirse, y muchos padres o responsables por falta de disposición, sobre todo, para enterarse de correctas maneras de asimilación de los nutrientes, optan por alimentos impulsados por una publicidad deseosa, obviamente, de crear una dependencia alrededor de los productos que promocionan. No subestimemos los zumos o jugos naturales; démosle paso más al pescado y los frutos de la naturaleza; evitemos el exceso de comida rápida; incentivemos el que los alimentos que tengan que pasar por el horno sean asados y no fritos; no recompensemos siempre a los niños y/o adolescentes con caramelos.

Todas las anteriores recomendaciones ayudarán a que problemas como la obesidad y las enfermedades bucales se apropien de la población infantil y juvenil, y estaremos seguros(as) de haber inculcado parte de lo más importante en el desarrollo de estos individuos: unos buenos hábitos de vida.