Las enfermedades venéreas son aquellas que se transmiten, generalmente, por contacto sexual con una persona infectada por alguna de las afecciones típicas de este grupo de inconvenientes médicos. Son unos de los casos clínicos más comunes actualmente. Su incidencia dentro de una comunidad es sin duda perniciosa. Se debe tener en cuenta que este tipo de problemas aumenta el riesgo de que una población sea cada vez más irresponsable en su salud sexual. Por otro lado, es probable que los hijos y las hijas que nazcan de mujeres que tienen estas afecciones desarrollen problemas médicos a lo largo de su vida.

También son conocidas generalmente con el nombre de ETS (Enfermedades de Transmisión Sexual), aunque en no todas las situaciones se ha producido el contagio por esta vía como veremos en el siguiente párrafo. Hay una polémica en cuanto a que el Sida deba considerarse o no una enfermedad de este tipo. El debate en muchos círculos profesionales sigue abierto. Lo cierto es que las enfermedades denominadas así existen desde mucho tiempo atrás que el virus del VIH se propagara entre la población humana. El tratamiento de un problema de este tipo depende del grado de afección de la persona, pues en no todos los casos los niveles de desarrollo resultan ser los mismos. Igualmente importan las condiciones físicas del individuo.

Hay muchas formas de contaminación de una enfermedad venérea. El compartir objetos ce todo tipo infectados con sangre de una persona quien sufre la enfermedad; usar elementos de aseo o ropa de quien presenta esta condición y condiciones de higiene precarias, son por lo general las otras vías de acceso por parte de los “virus venéreos”. Cuando se sospecha que se tiene una enfermedad de este tipo, lo más recomendable es ir de inmediato a un especialista experto en la materia. A veces pueden confundirse ciertos síntomas con otros estado patológicos que no necesariamente se tratan de una enfermedad de este tipo.

Las manifestaciones de las enfermedades venéreas son muy variadas. Puede aparecer debilitamiento general, aparición de pústulas, granos o nacidos en varias zonas del cuerpo, fiebre intensa, dificultad al orinar, segregación de pus o de otros materiales por pene o vagina, etc. Lo más importante es la prevención en estos casos. Tener solamente un compañero sexual o abstenerse de  las relaciones sexuales; rechazar el empleo de objetos personales; mantener buenos hábitos de higiene, son medidas lógicas y fundamentales.

Foto: ivanmanero.com

 

 



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