En el momento actual, el tabaquismo es considerado como una enfermedad adictiva crónica capaz de causar la muerte prematura a más de la mitad de aquellos que la padecen. Se llama enfermedad crónica a aquellas enfermedades de larga duración, cuyo fin o curación no puede preverse claramente o no ocurrirá nunca. Toda enfermedad que tenga una duración mayor a seis meses puede considerarse como crónica según los términos medico estas pueden ser ocurrir por causas múltiples pero en el caso del tabaquismo es una enfermedad social, que nos afecta a todos así no seamos fumadores o en nuestras familias no hayan fumadores, pues los costos por las enfermedades relacionadas con el consumo de tabaco en sus tratamientos son de alto costo como el más conocido causando el 87% de los cánceres de pulmón y el 93% de casos de enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Es una adicción que comporta vulnerabilidad a la recidiva durante largo tiempo, lo cual avala su reconocimiento como enfermedad crónica. Las recomendaciones para el tratamiento clínico de esta adicción se proponen diferentes tipos de intervención, dependiendo de la mayor o menor motivación que el paciente tenga para hacer un serio intento de abandono del consumo del tabaco.
Como quiera que durante los últimos años han aparecido multitud de estudios y meta análisis que han ido matizando cuáles son y cómo deben utilizarse los distintos tipos de tratamiento del tabaquismo que existen en el momento actual para eso es importante saber que se encuentran distintos tipos de fumadores: no fumadores que nunca fumaron antes de la adultez, no fumadores que lo dejaron recientemente, fumadores que no quieren dejar de serlo y fumadores que están dispuestos a realizar un serio intento de abandono, dentro de estos estas los que fuman diez o menos cigarros en el día. Se deben hacer dos clases de intervenciones una conductual, encaminada a combatir la dependencia psíquica que pudieran padecer, y otra farmacológica, para aliviar la dependencia física por la nicotina.
Intervenciones conductuales: Dicho apoyo puede variar desde el simple consejo de abandono hasta intervenciones conductuales más complejas. Este tipo de intervención, cuando es realizada por los médicos, produce un incremento pequeño pero significativo en el índice de abstinencia La intervención mínima suministrada tanto por médicos como por profesionales de la enfermería, tanto en atención primaria como en atención especializada o en hospitales, se ha mostrado eficaz y eficiente, y su uso debe ser rutinario en la práctica clínica habitual; Todos los fumadores que quieran realizar un serio intento de abandono deberían recibir apoyo conductual que les proporcionase la suficiente ayuda como para poder superar la dependencia psíquica, social y gestual que el consumo del tabaco pudiera ocasionarles. Este apoyo conductual puede ser ofertado tanto de forma individual como grupal. El apoyo individual debe ser proporcionado en contactos cara a cara con el paciente de aproximadamente 5 a 10 minutos de duración, aunque la forma y el número de éstos puede variar entre los diferentes grupos. Es conveniente que este tipo de contactos vayan asociados a otros por vía telefónica: el establecimiento de una serie de llamadas a lo largo de la fase de abandono del consumo incrementa ligeramente la eficacia del apoyo individual.
Tratamiento farmacológico: La recomendación número 2 de el tratamiento del consumo y la dependencia del tabaco del servicio de salud pública de Estados Unidos establece que los fumadores que deseen dejar el tabaco deberán recibir tratamiento farmacológico cuya eficacia haya sido demostrada en los metaanálisis realizados. Primera elección, considerados así porque tienen probada eficacia y producen escasos efectos adversos, y de segunda elección, porque su eficacia es más limitada y ocasionan más efectos adversos Entre los primeros destacan varias formas de terapia sustitutiva con nicotina (chicles, parches, aerosol e inhalador bucal) y el bupropión. Entre los segundos, la clonidina y la nortriptilina.
Terapia sustitutiva con nicotina: Se define como TSN la administración de nicotina a un fumador que quiere dejar de serlo por una vía distinta al consumo del cigarrillo y en una cantidad suficiente para aliviar el padecimiento de los síntomas del síndrome de abstinencia, pero insuficiente como para causar dependencia: chicles, parches, aerosol, inhalador bucal, pastillas sublinguales y pastillas para chupar. Con todas ellas se obtienen unos valores medios de nicotinemia que superan los 7 a 10 ng/ml. Esta cifra es considerada como la mínima necesaria para que se produzca una disminución de los síntomas del síndrome de abstinencia. Dos puntos para tener en cuenta en las personas con esta enfermedad primero, Diferentes estudios han demostrado que las mujeres dejan de fumar con menos frecuencia que los varones No obstante, el análisis de la subpoblación femenina en un ensayo clínico demostró que el sexo femenino predecía un empeoramiento del índice de abstinencia cuando las fumadoras eran tratadas con placebo o con parches de nicotina, pero no cuando recibían bupropión. Estos datos sugieren la preferencia de uso de bupropión para el tratamiento de mujeres fumadoras, aunque todavía son necesarios más estudios que avalen esta indicación. Dos: Ganancia de peso. El abandono del consumo del tabaco se sigue de incremento ponderal. Algún estudio ha determinado que dicho incremento puede ser una causa de recaída49, 62. Es más, la ganancia de peso ha sido invocada como la causa de más del 40% de las recaídas en mujeres fumadoras que quieren dejar de serlo.
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